El almohadón de plumas hace parte de los cuentos de Amor, Locura y Muerte de Horacio Quiroga, quién de manera abrupta lleva a los personajes a los. Hace unos días mi amiga Elena me llamó y me preguntó si yo hacía cuentacuentos para adultos, yo le dije la verdad, los únicos cuentacuentos. CUENTOS PARA DESPERTAR A ADULTOS. Raquel Valdazo. .. Tenía también muchos hermanos, mayores y menores. Era un niño sereno. Un besazo muy fuerte! Etiqueta: tercera edadQue bueno contar cuentos, historias, leyendas. A mi me encanta escucharlas, soy asidua de lugares donde hacen cuentacuentos, para niños y para adultos. Hasta soy "fan" de algunos narradores orales. Miles de cuentos para mayores ordenados y clasificados. Cuentos infantiles, fábulas, poesías, trabalenguas y otros los encontrarás en Cuento Cuentos. Érase una vez que se era, como todas las cosas que han existido y existirán, una vela sencilla que quiso iluminar al mundo para hacerles ver. espectaculo de citas chino muy perfecto Y también he hecho mis pinitos contando. Un abrazote inmenso, inmenso guapísima. Veo que eres una entendida de los cuentacuentos Blanca, qué envidia. No conocía el maratón de Guadalajara, la verdad es que me ecantaría ir, debe de ser muy bonito y muy especial. Me voy a informar y si consigo escaparme te cuento: Seguro que les llevaste al mundo de los libros, a la imaginación, a vivir de nuevo cosas que ya no creían volver a sentir. cuentos narradosLa verdad es que fue muy especial. La cera verdosa, junto con la mecha, hablaban de sus cosas a menudo: El vaso de nocilla les contaba que había velas de muchos tipos. ![]() Y la cera y la mecha lo sabían, pues en el taller donde la fabricaron vieron a muchas otras velas. Las había hechas de gel, transparentes y que daban mucho juego para meter conchas y flores secas, había velas tradicionales de parafina, las curiosas velas de microcera, que eran como arena de cera…. La señora que la había fabricado, Encarna, tenía 87 años. La vela llevaba 5 años en aquella estantería del salón, esperando que Encarna volviese a encenderla como aquella noche en la que, chispeante, recibió la visita de Alfonso, un compañero del taller cuentacuentos para adultos mayores manualidades. Había pasado mucho tiempo desde entonces, Encarna parecía triste y ya no había vuelto a encender la vela. La cera y la mecha no sabían que Alfonso había muerto. Luego, con la luz eléctrica, ya no eran tan necesarias. Sólo se guardaban en el cajón de abajo por si se iba la luz. ![]() Encarna tenía bonitos recuerdos de aquella época en la que encendía velas, junto con su madre y sus hermanas, en el saloncito de su casa, para charlar en la intimidad. Su hermana Dolores leía sentada en el silloncito, con una vela en la mesilla. Pero hacía mucho tiempo de todo aquello. No pudo tener hijos y se encontraba un poco sola, pues sus hermanas se habían ido ya.
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